viernes, 25 de noviembre de 2016

La vida tras cruzar umbral de la muerte es un enigma.

         Los científicos buscan una explicación a las experiencias de miles de personas que cruzaron el umbral de la muerte  clínica y volvieron a la vida. Según relata quienes han vivido este "tránsito", tras experimentar una nueva forma de conciencia y una gran sensación de bienestar y sentir que salen de su cuerpo, repasan su vida y viajan hacia una gran luz. Se quiere comprobar si estos paseos al más allá son una experiencia real o tan sólo una creación de la mente para enfrentar el miedo a la muerte.


         Una de las primeras referencias sobre el fenómeno, que Platón recoge en su obra 
"La República", es el mito de Er: un soldado muerto en combate, que despertó al arder su pira y relató su viaje a un país maravilloso. Las publicaciones médicas vienen refiriéndose al tema desde 1930, cuando el psicoanalista austriaco Oskar Pfister publicó un artículo donde achacaba estas vivencias a "fantasías agradables, autocreadas como defensas frente al miedo a la muerte".


        En 1987 el médico estadounidense Raymond Moody publicó el libro "Vida después de la vida ", que batió récods de ventas y recoge las experiencias de numerosas personas que traspasaron el umbral de la muerte y después regresaron a la vida. Un estudio realizado en Virginia ( EE UU) y publicado en 1990 en la revista médica " The Lancet", confirman las vivencias de quienes dicen haber sentido mayor claridad mental y sensación de bienestar al cruzar la división entre la vida y la muerte. 



     Los doctores Owens, Cook y Stevenson, del Centro de Estudios de la Personalidad de la Universidad de virginia,estudiaron los registros médicos de 58 personas, que cruzaron la línea mortal debido a enfermedades, intervenciones quirúrgicas, partos, accidentes o sobredosis de drogas. Se detectaron diferencias entre las 28 personas que estuvieron en peligro de fallecer y los 30 restantes que creyeron estarlo lo que surgiere un efecto fisiológico

   El primer grupo tuvo un aumento de la percepción de la luz y de otras funciones (claridad mental, visual y auditiva) en mayor medida que el segundo, pese a las probabilidades de que las funciones del cerebro fuesen perturbadas.



  Los relatos de miles de personas que cruzaron el umbral del encefalograma y el electocardiograma, planos que indican la muerte clínica, permiten establecer una serie de coincidencias. La mitad de los reanimados asegura haber perdido la sensación de dolor, escuchado cómo el médico dictaminaba su fallecimiento y sentir cómo salían de su cuerpo físico, en una primera etapa. El 37 por ciento que cumplió la segunda etapa del "viaje al otro lado" señala que vio su cuerpo físico desde lo alto.

                                

   Estas personas dicen que observaron y escucharon la actividad de los médicos al intentar reanimarlos, y que vieron lo que sucedía en habitaciones próximas. En la tercera etapa del trayecto, que sólo llegó a cubrir un 23 por ciento de los casos estudiados, el sujeto se ve rodeado por la oscuridad y siente que algo lo empuja hacia delante. el 16 por ciento que consigue ver el final del túnel oscuro asegura haber visto una luz "incomparable, vívida, cálida", e imposible de describir con palabras, pero los llena de paz.


   Algunos cuentan cómo perciben una sucesión de imágenes de su vida, que los lleva a evaluar, y un 10 por ciento afirma haber rozado la luz y comenzado a sumergirse en ella, pero después comprenden de algún modo que deben regresar a su cuerpo físico.

   Todos aseguran que el regreso es desagradable, porque vuelve a percibir el dolor, y siente rechazo hacia quienes le impidieron encontrar la luz, aunque  después sienten que su vida ha cambiado, han perdido el miedo a morir, su personalidad se hace más abierta y se preocupan más por sus allegados. Los médicos suelen quedar desconcertados por el modo en que sus pacientes describen con detalles el material, los gestos y palabras que habían usado durante su reanimación.

  Michael Bosom, un cardiólogo de Florida que desde hace 12 años investiga la autoscopia (separación del cuerpo físico) en personas que cruzaron la línea mortal, señala que un paciente recordaba los indicadores del desfibrilador que habían usado sobre él pese a que suposición le impedía verlo por completo. La psicóloga suiza Küble-Ross, que ha estudiado más de 20,000 casos, explica en su libro" La muerte; un amanecer", que estos acontecimientos se perciben y graban con una nueva conciencia, cuando no se registra tensión arterial, ni pulso, ni respiración y a veces ni ondas cerebrales.

   Kübler-Ross, quien afirma haber tenido una experiencia de este tipo, ha sufrido una completa transformación igual que muchos que atravesaron un trance similar y dicen sentir la importancia de amar y estar conectados con todas las cosas y se dedica desde hace años a asistir a los moribundos. Pero los expertos coinciden en que por ahora estos fenómenos no se pueden explicar científicamente y sólo prueban que " algo le ocurre a la gente cuando está a punto de morir".

   Algunos creen que las vivencia pueden deberse a los fármacos que se aplican al paciente y le producen estados alucinatorios y engañosos; pueden ser el último grito del cerebro, que durante la muerte clínica se queda sin oxígeno; o se deben a mal funcionamiento del sistema nervioso del moribundo. Para los psicólogos, surgen porque " el consciente miente o el inconsciente embellece lo que percibe", debido al aislamiento de los enfermos, la necesidad de cumplir sus deseos y fantasías, o como respuesta a la amenaza de la muerte. 

       Otra explicación, denominada trascendental, indica que estas trascendental, indica que estas  vivencias perciben lo que nos espera después de morir.

 ( Carlos Serrano).

2 comentarios:

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  2. Interesante el tema del umbral de la muerte pero soy de los que creo que la desconexión entre el cuerpo y el Alma nadie lo sabe perfectamente como sucede ya que nadie que de verdad pase por completo a la inexistencia puede volver completamente de nuevo para explicarnos su experiencia entonces si lo hace no hubiese tenido una muerte completamente real.

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